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Portella Mandrazzi

PORTELLA MANDRAZZI

di Albano Marcarini

La Portella Mandrazzi, que los corredores encontrarán a 1.125 de altitud a mitad de la sexta etapa Catania-Villafranca Tirrena, hace de divisorio entre los montes Nebrodi y los Peloritanos, las dos cadenas costeras de la Sicilia noroccidental que conectan el Tirreno en el norte con el Jonio en el sudeste. Se recorre por la carretera nacional 185 “de Sella (!) Mandrazzi”, cuyo trazado se remonta al último cuarto del siglo XIX, siendo una de las primeras obras públicas del Reino de Italia en Sicilia. Con anterioridad existía un camino accesible que alcanzaba por el norte Portella Mandrazzi y seguía hacia el sur con un trazado diverso al posteriormente transitado, mucho más rápido y directo, y probablemente solo para mulas, destinado a alcanzar la “fiumara” Zavianni que consentía después una conexión fácil con Francavilla di Sicilia. De hecho es conocido cómo en Sicilia, y más aún en Calabria, los torrentes, pedregosos e imponentes, constituían verdaderas vías de tránsito para adentrarse desde al costa hasta las cadenas montañosas del interior.

Francavilla di Sicilia, de lejano origen normando, es el pueblo de referencia en la subida por la vertiente sur, característico por la altura sobre la que surge una fortaleza famosa en los tiempos de la Casa de Anjou. La subida, de 13 km, se inicia tras hav¡ber dejado atrás el pueblo, en el kilómetro 43 IV de la nacional 185, en el puente Laurella (alt. 460) sobre el río S. Paolo. Un ciprés aislado, y un poco perdido, al borde de la calzada marca exactamente el inicio del ascenso. El paisaje es el reflejo de la variedad vegetal de la región: de los higos chumbos a los olivos, los castaños y los pinares de pino negro al final. Un recorrido pues muy sugestivo, pero completamente expuesto al sol si exceptuamos los últimos 2 km que se adentran en el bosque.

Después de bordear un tramo seco de Piano di Mancina, se toma la primera de las siete curvas previstas afrontando en diagonal una vertiente que, desde abajo, parece a tiro de piedra. Se sube con un buen ritmo porque las pendiendes son muy digestibles (del 4 al 6%); se disfruta el panorama abierto hacia el Etna y un retazo de mar. Se notan todavía los cultivos: viñas y olivos que pronto dejarán su sitio a un declive inculto y lleno de arbustos de pastos pobres y rocas. No hay lugares habitados, solo fuentes secas y casa desmanteladas junto al camino.

Villaggi Schisina (foto di Davide Mauro)

La carretera, de un solo carril en el sentido de la dirección, con amplias curvas y dos series de dobles curvas de herradura se desplaza hacia una cresta que no representa la mitad sino la separación entre el valle de S. Paolo y el torrente Zavianni. Se alcanza a cota 749, donde por la derecha se acopla una carretera secundario proveniente también de Francavilla di Sicilia. Tras otras dos curvas de herradura, en el kilómetro 39 de la carretera se encuentran Borgo Schisina y Borgo Malfitano. Ambos deshabitados y abandonados —de las casas quedan únicamente los muros perimetrales— son el resultado de un fallido intento de repoblación del área de montaña puesto en marcha mediante una reforma agraria de los años ’50. En 1960, de 164 casas construidas y asignadas solo 15 resultaban ocupadas. A pesar de ello Borgo Schisina tuvo su momento de gloria cuando Michelangelo Antonioni rodó ese mismo año algunas escenas de su película La aventura, con Monica Vitti y Lea Massari.

La subida otra cosa que no sea el placer del panorama arrimado al acantilado de Pizzo Gromero. La pendiente se mantiene constante y en los últimos dos kilómetros se acerca a porcentajes de falso llano (3-4%). Es también el tramo en sombra, al reparo de la pineda. La ‘portella’ (alt. 1125) es un espacio con una casa en ruinas. Ningún cartel, ninguna indicación. Vista obligada pues hacia el lado opuesto: solo después de unos cientos de metros aparece el colosal precipicio de la Rocca Novara (alt. 1340).

 

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