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11a etapa: Porto Sant’Elpidio-Rimini

Un madison en la Riviera

Rimini, miércoles 20 de mayo de 2020
por nuestro enviado Andrea Costa
dibujo por Marcus Reed

La undécima etapa parecía ya escrita. Una subida tranquila hacia el norte y un esprint final. En apariencia el recorrido no deja espacio para la fantasía: los 181 km coinciden en su mayoría con la carretera Statale 16, a lo largo de ese territorio estrecho entre el mar y las colinas que en los años 90 del siglo pasado los urbanistas llamaban la Città adriatica. Una sucesión continua de casas, fábricas, centros comerciales, playas, puertos, que unen los cascos antiguos costeros. Un paisaje que parece anticipar la Romagna, pero que en realidad es otra cosa, con esas crestas en el escenario y los valles que bajan sobre la costa arenosa.

Se empieza despacio. Hasta los escapados habituales parecen desganados hoy. Será la vista del mar que distrae a los ciclistas o quizá la espera de las nueve colinas de mañana. Los primeros 100 km discurren a velocidad regular dictada por los equipos de los velocistas. Porto Recanati, Falconara, Senigallia —donde dirigimos un pensamiento afectuoso a Gianni Mura, que murió aquí hace solo dos meses—, Fano se atraviesan bajo la mirada de un público numeroso que no quiere perderse esos pocos segundos mágicos que regala el Giro. Una visión fugaz, como la del misterioso motociclista llevado a escena en Amarcord por Federico Fellini, a quien se dedicará la meta en Rimini.

La situación cambia a la salida de Pesaro. En una curva brusca a 90°, justo después del puente sobre el río Foglia, la maglia rosa cae y se encuentra con la bici inutilizable. Hace todo solo, tal vez por una distracción o por una cantimplora tirada al asfalto. Junto a Nibali caen o ponen el pie en el suelo como mínimo otros treinta corredores. No hay consecuencias graves para nadie, porque en ese punto la velocidad es baja, pero es suficiente para generar desorientación. Las grandes carreras por etapas ya nos han acostumbrado a un riguroso juego limpio, tal vez incluso excesivo en algunas situaciones en las que la competición casi se congela para consentir la reincorporación del líder o de los favoritos de la jornada. Esta vez no. Con una acción corsaria, una de esas irregularidades que animaban las carreras ciclísticas a principios del siglo XX, Davide Ballerini y su compañero de equipo Iljo Keisse, formidable corredor de carreras de seis días, que ya en Brindisi había acariciado el premio gordo, deciden dejar la compañía. Durante algunos instantes nadie los sigue, y es que ese ataque parece ajeno por completo a las reglas no escritas del ciclismo moderno. Sin embargo, no se tradará mucho entender que quieren ir en serio. Y así parten a rueda otras cuatro parejas de compañeros de equipo: Černý y De Marchi (CCC), Howes y Craddock (EF), Neilands y Dowsett (ISN) y Pozzovivo y Campenaerts (NTT). Hay pocas pendientes, pero hasta Gabicce Mare la carretera es una continua sucesión de curvas, que hace invisibles a los fugitivos para quien los sigue.

Mientras Nibali sube de nuevo al sillín, antes con la bici de otro tamaño de un compañero y después con la suya, las cinco parejas afrontan la calle a tope.

En la cima del monte San Bartolo la ventaja alcanza nada menos que el minuto y medio. Faltan todavía unos 70 km para la llegada, insistir podría ser peligroso. En cambio, los fugitivos continúan su acción, alternándose en la cabeza del grupo. Es como si la etapa se convirtiera en un madison: solo falta el cambio con la mano, pero la escena es la misma que se ve en la pista, con las parejas de compañeros que se ayudan recíprocamente, intercambiándose la cabeza de carrera.

Mientras tanto, el pelotón queda fragmentado y es incapaz de reaccionar. Y la fuga sigue. No gana ni pierde terreno. En Gabicce el recorrido se aleja del mar: se llegará a Rimini pasando por Sant’Arcangelo di Romagna, abandonando la calzada amplia de la carretera nacional adriática para meterse en una carretera estrecha, un poco ondulada. Es una zona limítrofe entre colinas y llanura, entre Montefeltro y Romagna. Se pasa por el centro de Coriano: en septiembre de 1944 se combatió aquí una dura batalla entre los aliados y los alemanes de la que queda el recuerdo en un cementerio de guerra inglés.

Pero no hay tiempo para distracciones, la competición avanza frenética. Se entra a gran velocidad en una carretera que parece resumir el sentido de la etapa: San Martino in Venti, como el viento que deja de ser lateral y sopla ahora a favor de la carrera y ayuda a los escapados. La ventaja se ha estabilizado en torno a los 70-80 segundos.

En Sant’Arcangelo se vuelve a pedalear hacia el mar tomando el último tramo de la vía Emilia y empiezan los 10 km finales. El recorrido se hace ahora favorable a los perseguidores. Los equipos de los esprinters y del maillot rosa consiguen colocarse de la manera más eficaz para ganar terreno. Sin embargo, las cinco parejas de pista, verdaderos o improvisados, resisten, pierden unos segundos, pero no se rinden.

Se llega a Rimini: solo faltan tres curvas para encontrar la recta de llegada del paseo marítimo. Las cinco parejas siguen pedaleando de común acuerdo. Solo debajo de la flamme rouge del último kilómetro hay un momento de indecisión. Durante algunos segundos todos dejan de apretar. Es una desaceleración fugaz, pero es suficiente para desencadenar el golpe de efecto. Victor Campenaerts crea una brecha, gana 30 m y los defiende recordando a todos quién es el poseedor del récord de la hora. Gana sin la fuerza de levantar los brazos al cielo, vengándose de aquel inoportuno cambio de bici que hace un año en San Marino, no lejos de aquí, le negó un éxito ya seguro en el cronómetro.

El pelotón llega 45’’ después, en un esprint final, a pesar de que se luche solo por el undécimo puesto, en el que un resucitado Peter Sagan bate a Mark Cavendish, en su desafío infinito que se inició en el Tour 2017 y que sigue desde la salida en Budapest.

La clasificación no cambia mucho. Nibali se queda de rosa, pero después del mal humor de ayer en Tortoreto, esta caída parece otra señal negativa en vista de las nueve colinas de mañana. «Ya veremos», diría Gianni Bugno. 


Classifiche

Ordine d’arrivo tappa 11

1Victor Campenaerts 
2Iljo Keissea 3"
3Josef Černýst
4Alex Dowsettst
5Davide Ballerinist
6Alessandro De Marchist
7Lawson Craddockst
8Krists Neilandsa 4"
9Alex Howesst
10Domenico Pozzovivoa 6"

Classifica Generale tappa 11

1Vincenzo Nibali 
2Tom Dumoulina 02"
3Giulio Cicconea 17”
4Davide Formoloa 24”
5Jakob Fuglsanga 36”
6Miguel Ángel Lópeza 45”
7Tim Wellensa 51”
8Wilco Keldermana 53"
9Richard Carapaza 54”
10Simon Yatesa 01'05”
Rafał Majkaa 01’11”
Romain Bardeta 01'12”
Chris Froomea 01'14”
Damiano Carusoa 01'18”
Remco Evenepoela 01'31”
Tejay Van Garderena 01’47”
Il’nur Zakarina 01’54”

Maglie tappa 11

Maglia Rosa:Vincenzo Nibali
Maglia Ciclamino:Elia Viviani
Maglia Azzurra:Giulio Ciccone
Maglia Bianca:Remco Evenepoel

 

 

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