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etapa 21_Milano-Cernusco sul Naviglio

etapa 21_Milano-Cernusco sul Naviglio (cronometro individuale)

 

 

A cargo de Michele Lauro

Milán y la bicicleta. Milán y el Giro de Italia. Milán y el Touring Club Italiano. Tres ramas de una unión íntima de más de un siglo. El recorrido de la contrarreloj aferra Milán desde el este, partiendo de Cernusco sul Naviglio en las estribaciones de Brianza. Y mientras los ciclistas cruzan sin mirar los lugares o no-lugares de la gran globalización metropolitana —naves industriales, áreas residenciales, centros comerciales, desvinculaciones, autopistas y conjuntos de oficinas, incluso las que albergan la nueva sede de la gran madre del Giro, la Gazzetta dello Sport en calle Rizzoli—, mientras atraviesan los peajes de la antigua Porta Orientale —esa Porta Venezia que todavía conserva el rastro de una Milán romana, medieval, española y que introduce al salón urbano del centro—, mientras apuntan al corazón del Duomo dibujando el arco de la rotonda más interna hasta el corso de Porta Vittoria y San Babila, la historia del Milán de antaño fluye como en un sueño.

Milán sobre pedales.

Finales del siglo XIX. La bicicleta es el juguete de la burguesía milanesa. Asoman las primeras sociedades velocipédicas, entre las cuales el Veloce Club Milano en 1870 —que ve entre los socios a los barones-ciclistas Giuseppe y Fausto Bagatti Valsecchi, Federico Johnson y Luigi Vittorio Bertarelli, fundadores en 1894 del TCC o Touring Club Ciclistico Italiano— e inauguran las primeras competiciones: el giro de los Bastioni (enero 1871), la Milán-Turín (1876), primera extraurbana que sobrepasa el límite de los 100 km. De la fusión de dos semanales de información ciclística nace en 1896 la Gazzetta dello Sport. Pero la bicicleta muy pronto se hace impopular entre la clase dirigente, como demuestra el decreto emitido en 1898 por el general Bava Beccaris quien prohíbe su uso como consecuencia de las manifestaciones obreras de Milán contra el aumento del coste de la vida, y después deviene simbolo de libertad y resistencia —también femenina— en los años feroces de las guerras mundiales.

El primer Giro de Italia, organizado por la Gazzetta dello Sport, parte de Milán en 1909. En adelante, durante más de un siglo la Madonnina sigue bautizando —con pocas excepciones e interrupciones (las dos guerras mundiales)— la llegada de los ciclistas a la Plaza de la Catedral después de las tres semanas canónicas de carrera. Los bendice hoy también en la línea de meta del primer SenzaGiro de la historia, trasladado con irreverencia a uno de los santuarios del ciclismo del siglo XX, el Velódromo Vigorelli. Volverá a hacerlo mañana. Porque todo fluye bajo el cielo de Milán, hasta un Giro Senzagiro, todo se recrea y se transforma en la ciudad en obras, capital del velocípedo y hoy del bike sharing. Pronto también el sudor de los corredores levantados sobre sus pedales volverá a manchar el asfalto.

Velodromo Maspes-Vigorelli

Está dedicado a la memoria de Antonio Maspes, gran ciclista milanés de pista, el Velódromo construido en 1935 en el área del antiguo polo de las ferias de Milán, entre la gran plaza Carlo Magno y las calles Arona y Giovanni da Procida. En su pista de listones de abeto de la cordillera de los Urales, fluidísima, se gestaron los inicios de grandes campeones para batir el récord de la hora: la prueba legendaria de Fausto Coppi, en una Milán amenazada por los bombardeos aéreos, el 7 noviembre de 1942. En numerosas ocasiones fue la meta final del Giro de Italia, al igual que sucede en otra clásica como el Giro de Lombardía, y ha sido también testigo de eventos musicales que quedarán en la historia: el 24 de junio de 1965 se celebró el primer y único concierto italiano de los Beatles, el 5 de julio de 1971 el primer y único concierto de Led Zeppelin, en una noche desgraciada que desembocó en una violenta guerrilla urbana. A continuación el declive, el abandono, el deterioro  hasta que en 2015 empezó la recalificación en el ámbito del proyecto urbanístico de Citylife. Desde hace unos años el Comité Velódromo Vigorelli se encarga de su apertura periódica para los que desean probar la emoción de pedalear sobre su pista mágica.

Traduccion a cargo de Equipo DISLL y Nacho Duque Garcia

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SkillsPhotography / Media Production
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Far far away, behind the word mountains, far from the countries Vokalia and Consonantia, there live the blind texts. Separated they live in Bookmarksgrove right at the coast of the Semantics, a large language ocean. A small river named Duden flows by their place and supplies it with the necessary regelialia. It is a paradisematic country, in which roasted parts of sentences fly into your mouth.