En cargo de Stefano Brambilla
Está antes de las tres etapas de “cinco estrellas”, aquellas con un nivel de dificultad mayor según la clasificación oficial del Giro. Sus protagonistas son las grandes montañas entre Veneto y Trentino y, en particular, tres subidas —la primera de las cuales es inédita— que elevan los metros de desnivel de la jornada a más de 5.000. Se empieza en Bassano que, igual que la cercana Marostica, es una ciudad que vive en la frontera entre la llanura y la montaña, entre una economía agrícola y otra de tradición manufacturera y comercial, para luego seguir hacia Val d’Astico en Vicenza, uno de los principales polos de la industria textil de Italia. La primera subida, precisamente la inédita en el Giro, se aleja del ambiente urbanizado para llegar a la gran naturaleza de la Forcella Valbona (1.782 metros), entre Veneto y Trentino, y de paso Coe, una amplia explanada utilizada en invierno para el esquí de fondo; el descenso hacia el valle del Adige, en cambio, llega por Folgaria y Castel Beseno, la más amplia y antigua fortaleza de Trentino, cuya longitud increíble alcanza los 250 metros. Sin tiempo para descansar un poco empieza la segunda subida, la del Monte Bondone (1.572 metros), que se llevará a cabo por la carretera de Aldeno. Desde la “montaña de Trento” se entra, finalmente, en el área de los valles Giudicarie, que se llaman así porque durante mucho tiempo, desde el siglo XI, fueron administrados por un vicario o giudice (juez) del obispo de Trento, que era su marqués: se pasa por las Terme de Comano y se contempla a lo lejos el imponente Castel Stenico para abordar la última subida de jornada, el paso Durone, que otea el valle. En Tione di Trento se encuentra la última desviación hacia el valle Rendena: las cimas de las Dolomitas de Brenta y su reina, la histórica Madonna, esperan, al final, después de un último tramo rompepiernas.
La montaña de Trento por excelencia: la carretera provincial 85 para alcanzarlo se toma justo fuera de la ciudad y en unos veinte kilómetros se llega a los pies de las cumbres. Y ahí una curva cerrada tras otra, por supuesto: los ciclistas lo saben bien, ya que ellas pasa —digno epílogo de una carrera mítica— una de las reinas de las Granfondos internacionales, la legendaria Charly Gaul. En el centro del macizo, una vez que se llega a la cumbre, está el altiplano de las Viote, en cota 1.500, rodeado por cuatro cumbres de más de 2.000 m en el corazón de un área naturalista protegida. En verano, aquí se visita el Jardín botánico alpino Viote, con más de mil especies de plantas alpinas; a las flores se añaden las estrellas, que se pueden admirar gracias al observatorio astronómico Terraza de las Estrellas.
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